viernes 17 de marzo 19h
galería Nora Fisch - sala 2
Av. Córdoba 5222 - Buenos Aires
cierre: viernes 28 de abril
extracto reseña por: Kadmillus Haimrich
La idea, el soporte, el silencio del paisaje.
Apropósito de “Reinscripción de un paisaje. Ejercicio pour la galerie”, de Cynthia Kampelmacher
... El entrepiso se vuelve el gimnasio para el ejercicio propuesto por
Cynthia.
Primera paradoja: reflexión sobre el paisaje en un espacio tremendamente reducido, que
propone un recorrido que se puede resolver en la rotación sobre el propio eje. Recorrido
centrífugo de un paisaje que se escapa. Pero entonces hay que acercarse, esquivando
pantalones y peinados bizarros, para empezar a dialogar con la propuesta.
Segunda paradoja: el paisaje sólo es abordable por la esquina, por un cacho de luz, por
un rincón. Relación fetichista con el paisaje que hace de la parte el todo y que tensiona
en esta relación la experiencia estética. La “obra” ya no está, y de ella nos quedan apenas
unos restos, algunos rastros de que estuvo alguna vez. El paisaje mismo. Una forma de
mirarlo, una forma distrábica que no pierde el bosque por el árbol, sino que se funde en
el árbol, en la rama, para poder dar cuenta del bosque. Y esa operación se dice como
paisaje. Sólo rastros y restos de un paso dado por la mirada, fuera de los ojos.
Se trata entonces de una idea que vuela. De un modo, de una forma, más que de una sustancia. O lo que es lo mismo, de una sustancia que sólo lo es en tanto modo-de-ser. Una vida que es forma-de-vida inmediatamente. El paisaje es excusa y exclusa de un ejercicio de deslizamiento gracias al cual el paisaje-idea encuentra su propia forma en las materialidades que Cynthia le ofreció. Se trata de una excusa porque la obra es el ejercicio, el movimiento mismo de la idea, que podría no haber sido ‘paisaje’, se trata de exclusa porque la forma de este ejercicio es la fuga misma, el movimiento escurridizo entre las materias, los soportes, las técnicas. No se trata entonces de una simple trasposición, o al menos nos negamos a leer este ejercicio así.
El paisaje es una idea a la que Cynthia le ofrece la posibilidad de hacerse a una forma en su taller. Y a la que, al mismo tiempo, obliga a no detenerse en esa búsqueda. Una gran paradoja: el paisaje sólo es en la medida que deja una forma para hacerse a otra, en la medida en que repara en sí y encuentra como parte constitutiva la necesidad de cambiar de soporte, de materialidad, una pura forma-de-paisaje que se hace en cada resto que deja en su búsqueda. Un fantasma de paisaje, siempre el mismo en su diferencia permanente consigo mismo. Y en cada nuevo intento, una parte de sí encuentra por fin su ‘verdadera’ forma sacrificando todo lo demás, una y otra vez...
Kadmillus Haimrich
Se trata entonces de una idea que vuela. De un modo, de una forma, más que de una sustancia. O lo que es lo mismo, de una sustancia que sólo lo es en tanto modo-de-ser. Una vida que es forma-de-vida inmediatamente. El paisaje es excusa y exclusa de un ejercicio de deslizamiento gracias al cual el paisaje-idea encuentra su propia forma en las materialidades que Cynthia le ofreció. Se trata de una excusa porque la obra es el ejercicio, el movimiento mismo de la idea, que podría no haber sido ‘paisaje’, se trata de exclusa porque la forma de este ejercicio es la fuga misma, el movimiento escurridizo entre las materias, los soportes, las técnicas. No se trata entonces de una simple trasposición, o al menos nos negamos a leer este ejercicio así.
El paisaje es una idea a la que Cynthia le ofrece la posibilidad de hacerse a una forma en su taller. Y a la que, al mismo tiempo, obliga a no detenerse en esa búsqueda. Una gran paradoja: el paisaje sólo es en la medida que deja una forma para hacerse a otra, en la medida en que repara en sí y encuentra como parte constitutiva la necesidad de cambiar de soporte, de materialidad, una pura forma-de-paisaje que se hace en cada resto que deja en su búsqueda. Un fantasma de paisaje, siempre el mismo en su diferencia permanente consigo mismo. Y en cada nuevo intento, una parte de sí encuentra por fin su ‘verdadera’ forma sacrificando todo lo demás, una y otra vez...
Kadmillus Haimrich